ANA

Ana era una mujer escéptica, no creía en casi nada, solo en si misma y en poco mas.
Siempre pensó que las historias de fantasmas eran solo eso, historias. Pero lo que ella no sabia es que a veces lo mas imposible de realizar se puede cumplir…
Fran siempre la amo, siempre vio en ella al amor de su vida, su media naranja, su alma gemela; el creía que Ana pensaba lo mismo de él pero se equivocaba, ella un día se levanto y simplemente, ya no le amaba.
El siempre le tuvo presente, hasta el ultimo segundo de vida
Una tarde Fran iba por la avenida principal de la calle Mayor, al cruzar la calle un coche le atropello.
En ese preciso momento se sintió mas vivo que nunca y una parte que estaba dentro de el, salio; era su alma que se había despegado de su cuerpo.
Se vio tirado en el suelo y mucha gente a su alrededor escuchaba lamentos, gritos, sirenas de coches de policía que llegaban a toda velocidad junto con la ambulancia que lo llevaría al hospital.
Los medico hicieron todo lo posible por reanimarle, pero no pudieron, le tuvieron que dar ocho puntos de sutura en la cabeza, le cosieron la cara ya que por el golpe se la había desfigurado y trataban de recomponérsela, su dolor era un calvario, pero no podía quejarse, ni hablar ni escuchar, estaba casi muerto.
Mientras su cuerpo luchaba entre la vida y la muerte yacía en un coma profundo, su alma vagaba en pena por las calles, tratando de recordar que había pasado, en que momento su vida se había ido al traste. La mujer que mas amaba le había dejado y se había marchado de la ciudad, le habian echado del trabajo, sus padres se habian divorciado y su hermano estaba en la cárcel por trafico y consumo de drogas comenzó a pensar que Dios le estaba haciendo una mala jugada y que Este le odiaba con todas sus fuerzas, ya que creía que nadie en el mundo lo podía estar pasando peor que ‘el.
Al cuarto día de estar en coma, su alma regreso junto a su cuerpo, pero no entro en el, veía llorar a sus padres desconsolados, lamentándose por no ser ellos los que estuviesen en su lugar, como buenos padres que eran y con todo el amor que le tenían a sus hijos deseaban con toda la fuerza de su corazón que fuese Fran quien les enterrase a ellos y no al revés.
Hasta que lo comprendió, seguiría estando en el mundo de los vivos hasta que acabase una cosa que tenia pendiente y enseguida supo lo que era, la cuestión era el hecho de cómo lo podía hacer.
Sabia que en el momento en que lo hiciese moriría y descansaría en paz, pero eso no le daba miedo, ya no.
Cuando llevaba como dos semanas en coma, viviendo gracias a las maquinas a las que estaba enchufado su alma apareció en el cuarto de Ana, donde la vio durmiendo con otro hombre, algo que le dolió mas que el propio golpe del accidente.
Se sentó al lado de Ana, esta, al notar que hacia mucho frió y un peso encima se despertó, y vio a Fran a su lado, parecía que habian pasado cuarenta años por el, su rostro había envejecido en tan solo dos años que no le veía, desde que se marchó. Había perdido como veinte kilos.
Simplemente el fue a despedirse, era algo que tenia pendiente, era lo único que le quedaba por hacer.
-Ana no te asustes, simplemente he venido a despedirme, ya que en poco tiempo me tengo que ir.
Solo quería decirte que te quiero, como nunca jamás he querido a nadie, eres lo mas bonito que me ha pasado, y estaba dispuesto a esperarte toda mi vida, hasta el final, por lo que parece mi final ha llegado antes de lo que me esperaba. No, no digas nada, solo escúchame.
Mañana pensaras que lo has soñado, pero no ha sido un sueño Ana, como todo lo que nosotros vivimos, todas aquellas escapadas que nos dimos al campo.
El día que me dijiste que ya no me querías, te iba a proponer matrimonio, pero no me dejaste, siempre me decías que nunca tenia iniciativa para nada, pero esta vez lo iba hacer porque en verdad yo lo deseaba.
Ya tengo que despedirme, ya me tengo que ir, solo quiero que sepas que ahí a tu lado esta el hombre de tu vida, el que en verdad te va hace feliz y vas a formar una familia rodeados con mucho amor. Pero solo quiero que recuerdes que siempre voy a estar cuidando de ti.
-Desde donde. Le contesto Ana
El señalo al cielo y ella dijo:
-Donde esta el cielo.
Y el señalo a su corazón.
Entonces el la abrazo, ella sintió el calor de su cuerpo, tan real, tan presente que daba miedo.
Y simplemente desapareció.
Sil

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